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Entradas

El Faro

Me dirigí al Capo Testa en Cerdeña, en busca de las ruinas de una cantera romana. En el camino me perdí, no hallé las ruinas , pero en   su lugar me encontré sumergida en un paisaje lunar, de ensueño, donde un faro se mostraba erguido guiando a los barcos por el   estrecho de Bonifacio. La imagen se me quedó grabada en la retina, a mi alrededor las piedras graníticas formaban un inquietante paraje donde la erosión del aire y el mar durante 300 millones de años, habían esculpido esculturas naturales   únicas en todo el mundo. Parecía un mar caprichoso de piedras, con formas redondeadas y blancas, sin ninguna pauta ni regla, sólo la   tierra había dejado pasar a través suyo al oleaje furioso y al fuerte viento. Una danza preciosa, en un tiempo detenida, a la mirada del ser humano, que vive rápido y que muere pronto. Un baile donde los elementos más duros habían cedido en formas más dulces, lo blando había transformado lo rígido y lo húmedo había perfeccionado los ...

Silicia, un baile hermoso

  Aún recuerdo como mi inocencia en aquel viaje hizo posible que te encontrara. Me aventuré a viajar a Sicilia, sin ningún propósito, me llamaba la atención la isla que el Mediterráneo acunaba junto a tres mares más. Tengo en mi mente, como si fuera ayer, la imagen de la niña con trenzas color azabache y ojos brillantes, que durante todo el trayecto en el avión, me enseñaba estampas de santas y vírgenes: Santa Rosalía, Santa Ágata... Cada vez que acababa el relato, en su italiano con acento del sur, le daba un pequeño beso y me miraba para que yo también besara la imagen. Al final del viaje me regaló, por mi sorpresa, la estampa de Santa Rosalía patrona de Palermo, que guardé en un bolsillo de mis pantalones.   Subí al autobús que me llevaba a la ciudad, cansada y feliz de emprender el viaje. Aún conservo la sensación pegajosa en mi pie derecho al pisar aquel chicle que me hizo detenerme junto a Mariana, quien me invitó sonriente a sentarme a su lado. Una viejecita enca...

Pequeño riachuelo

           Había una vez un pequeño riachuelo contento y feliz, orgulloso alardeaba que sus aguas eran las más cristalinas y sabrosas del mundo.       Un día un pájaro se posó en una roca cercana a él y se refrescó, el pequeño riachuelo que no conocía al ave, le preguntó:  - ¿Verdad que mi agua es la más cristalina y sabrosa del mundo?.      El ave se lo miró curioso y le contestó: - Cierto, tus aguas son muy frescas pero he bebido de otro riachuelo un agua aún más fresca y pura.  - ¿ Cómo es posible, dónde está ese riachuelo? Le preguntó irritado el riachuelo. - Detrás de esas altas montañas donde nace el sol, lo encontrarás.       El pájaro se fue volando y nuestro pequeño riachuelo se quedó triste. No se podía imaginar unas aguas mejores a la suyas y la curiosidad empezó a arder en su interior.       A la mañana siguiente se acercó al riachuelo una maripos...

¿Ser o Tener?

           Había una vez una niña juguetona, valiente y amada que tenía a su disposición todo un reino y una gran riqueza, para heredar el paraíso sólo tenía que seguir una norma, el príncipe que ella escogiera no podía ser de otro reino.       La niña creció feliz hasta que se hizo mujer y se enamoró de un príncipe, valiente, hermoso y sabio pero no era del reino, sus costumbre no eran las mismas, ni su linaje pertenecía a la princesa.  Suplicó a la madre reina que la dejara poder vivir y casarse con su príncipe extranjero, pero no obtuvo respuesta, la madre reina le dijo que hiciera aquello que mejor lo pareciese.      De este modo la princesa y el príncipe se casaron y tuvieron hijos, fueron años felices y prósperos y la Princesa olvidó que había vulnerado la norma de la familia y un día sin aviso, cuando el Rey murió la Madre Reina la despojó de todo y la echó del reino.      Despose...

Una Sirena VIVA

                       Esta es la historia de una sirena, un ser fantástico que vivía en las profundidades del mar, junto a sus hermanos y  hermanas de océano. Vivía tranquila, llena de esperanza y de luz pero un día tuvo un sueño, en él sentía que algo de si moría. Asustada la sirena se dispuso a buscar aquello que murió dentro y se alejó de su hogar, de todos aquellos que la amaban.      Así fue como un  día la sirena se encontró cansada, abatida por tanta búsqueda y llena de rencor por no hallar lo que quería. Y poco a poco su belleza fue apagándose como el sol se esconde tras el ocaso, sus bellos rizos se crisparon, sus ojos claros se oscurecieron y sus labios se cerraron en una mueca de dolor. Perdió el rumbo de su vida, intentó por todos los medios volver a recuperar su vitalidad pero la interpretación solo era una sombra de aquello que fue.      Fueron tiempos de...

Eguzkilore la Flor del Sol

Esta leyenda vasca me hace recordar muchas otras que he leído de otras culturas, el nacimiento de la luna y el sol, precioso: « Hace miles y miles de años, cuando los hombres empezaban a poblar la tierra, no existían ni el sol ni la luna y los hombres vivían en constante oscuridad, asustados por los numerosos genios que salían de las entrañas de la tierra en forma de toros de fuego, caballos voladores enormes dragones... Los hombres, desesperados, decidieron pedir ayuda a la Tierra. -Amalur (Madre Tierra)-le rogaron- te pedimos que nos protejas de los peligros que nos acechan constantemente... La tierra estaba muy atareada y no hizo caso a los hombres, pero estos tanto y tanto insistieron que al final les atendió: -Hijos míos, me pedís que os ayude y eso voy a hacer. Crearé un ser luminoso al que llamaréis Luna. Y la Tierra creó la Luna. Al comienzo, los hombres se asustaron mucho y permanecieron en sus cuevas sin atreverse a salir, pero, poco a poco, fueron acostumbrándose....

Mimulus la Flor de los Héroes

   Había una vez dos hermanos que vivían en una gran ciudad. Eran muy prudentes ya que la ciudad está llena de peligros y siempre debían estar alerta.  -No corrían por la calle para no tropezar y hacerse daño.  -No saltaban por no torcerse el tobillo.  -No preguntaban a los maestros por no interrumpir sus enseñanzas.  -No saltaban a la cuerda para no sudar y no resfriarse.       Debían constantemente seguir muchas normas para seguir a salvo, así le habían enseñado y cada día su temor crecía en su interior y más peligros acechaban sus vidas.      Un día fueron de excursión al campo, al pueblo de su madre y conocieron a su primo. Lo que más les extrañó a los niños era lo temerario que era su primo: caminaba por encima de los muros, subía a los árboles y saltaba.       En el campo que rodeaba el pueblo crecían unas flores amarillas con puntitos rojos en los pétalos, eran una flores pe...