Mis pasos suenan seguros entre las hileras de muertos que se amontonan a mis dos lados. Los cadáveres se han de apilar bien. Brazos, piernas, cabezas, cuerpos sin vida esqueléticos, parecen muñecos duros, en sus rostros muecas de dolor de horror. Mi paso es seguro en ese pasillo de muerte, con mis manos cogidas detrás de mi espalda y mi abrigo que me cubre hasta las rodillas, miro a mi alrededor, sin ninguna emoción, sólo miro. Al fondo unos soldados rasos se burlan de unos cadáveres, hacen como si bailaran con ellos, los insultan y se ríen. Les recrimino su actitud, o no? creo que solo lo he pensado, de mis labios no ha surgido ningún comentarios de que sean más respetuosos. En cuanto llego a su lado se cuadran y me saludan, cuando me marcho oigo aún las risas y los insultos, no les he dicho nada, que pensarían de mi, que estoy a favor de los judíos, que tengo simpatía por ellos, podría ser causa de juicio por traición, si los soldados les hubieran contado a mis superiores mi ate
Relatos para soñar, para soñar despiertos y despertar soñando