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Mostrando entradas de enero, 2011

El palacio de cristal

En la ciudad del mar nació un día la sirena más bella que jamás había existido. Era tal su belleza que todos los seres marinos hablaban de ella con gran admiración. La pequeña sirena creció adulada por sus atributos y no se cansaba de exhibirse. Le encantaba ver la cara de los que la admiraban y se sentía atraída por las miradas de deseo que suscitaba. Era tal su afán por estar más bella que una noche de luna llena salió del mar y encaramándose a una roca le suplicó a la luna ser aún más bella, tanto o más que la propia Luna, para que todos los seres, no solo los marinos sino todos, pudieran admirar su singular belleza. Tal fue su énfasis en el deseo y su inquietud en el corazón que en ese mismo instante bajo un Ángel de la Luna y le preguntó: -Pequeña sirena he oído tu rezo, ¿es cierto qué quieres convertirte en el Ser más bello de la Tierra? -¡Oh, sí Ángel -respondió la sirena- así es, soy muy bella pero quiero que mi belleza pueda ser admirada por todos. -¡Así será entonces! En