-Llevo un peinado horrible, me queda fatal el color rubio en mi cara. Irene se arregla el pelo intentando acomodar todos los mechones que le caen en su rostro. -Chata, tú siempre estás bella…- su marido le contesta -¡Que no! Te digo yo que hoy me he levantado fatal. Y estas gafas no me favorecen. Se las quita de un tirón y las lanza al suelo. -Me encanta como arrugas la nariz cuando te enfadas.- intenta persuadir a su amada. -¡Míralo, siempre tan complaciente!- se exaspera Irene- ¿encima te gusta verme enfadada? -No, no es eso, chata, yo te quiero como estás. -Claro, claro, pero nunca me haces caso en nada y yo me siento tan sola- solloza amargamente brotando de sus ojos lágrimas sinceras de desamparo. -¡No llores Irene, tranquilízate! -No se que voy hacer. Estoy desesperada. Sus ojos son como ríos desbordados de emoción, Irene está rota de dolor. -Venga mujer, levanta la cabeza y adelante. -Que no, Paco, que no puedo más. Además tu madre me trae loca, cada
Relatos para soñar, para soñar despiertos y despertar soñando