En un remoto paraje, en un apartado valle de las colinas más escondidas de Barcelona vive un pequeño gnomo llamado Calcedonio. Su nombre se lo puso su abuela, ya que decía que poseía el don sereno de calmar las emociones. Su cara redondita y jovial, difiere de los de su familia, ya que tiene unos ojos azules y claros como el mar, unos mechones rubios dorados como el sol, unos grandes dientes blancos coma la nieve y una sonrisa picaresca. Calcedonio se encarga de cuidar los bosques circundantes de la pequeña ciudad costera y a pesar de que es un gnomo, le encanta también visitar la playa. Como es un ser muy tímido y un tanto refunfuñón prefiere ir al mar cuando los habitantes de la ciudad duermen, dejando así, la playa solitaria. Es amigo de pescadores y magas que frecuentan el mar de noche, son seres nocturnos que prefieren la luz de la Luna para realizar sus tareas. Una noche de verano, mientras paseaba por la orilla del mar, vio como del cielo cayó una luz plateada. Corrió hacia allí
Relatos para soñar, para soñar despiertos y despertar soñando