-Llevo un peinado horrible, me queda fatal el color rubio en mi cara.
Irene se arregla el pelo intentando acomodar todos los mechones que le caen en su rostro.
-Chata, tú siempre estás bella…- su marido le contesta
-¡Que no! Te digo yo que hoy me he levantado fatal. Y estas gafas no me favorecen.
Se las quita de un tirón y las lanza al suelo.
-Me encanta como arrugas la nariz cuando te enfadas.- intenta persuadir a su amada.
-¡Míralo, siempre tan complaciente!- se exaspera Irene- ¿encima te gusta verme enfadada?
-No, no es eso, chata, yo te quiero como estás.
-Claro, claro, pero nunca me haces caso en nada y yo me siento tan sola- solloza amargamente brotando de sus ojos lágrimas sinceras de desamparo.
-¡No llores Irene, tranquilízate!
-No se que voy hacer. Estoy desesperada.
Sus ojos son como ríos desbordados de emoción, Irene está rota de dolor.
-Venga mujer, levanta la cabeza y adelante.
-Que no, Paco, que no puedo más. Además tu madre me trae loca, cada día me dice algo diferente. Si hoy estoy gorda, si llevo la ropa sin planchar, si tengo cara de amargada…-la frustración hace que deje de hablar, la garganta de Irene está punto de estallar.
-¡No se como decirle que me deje en paz! , no puedo hacer más de lo que hago.- grita sin consuelo
-Ya sabes como es mi madre…. No le hagas caso, ella te quiere.
-¡Sí me quiere! -afirma irónicamente- me quiere ver muerta…… a disgustos, así si que sería feliz viéndome enterrada.
-Irene amor, déjalo ya, por favor.
- ¡Que no Paco!, ¡que estoy harta!, ¡que tu madre es una arpía y punto, no se hable más!
Irene cae de rodillas con la cara mojada en su dolor, las medias se le han roto y el bolso cae a su lado desparramándose por todo por el suelo.
-Encima se me cae todo, todo sobre tu tumba!- ¡Paco!, ¡Paco!, ¡Paco!- le llama sin cesar.
-¡No me dejes sola! – le suplica-, ¿por qué?¡Como puedo decirte que te amo!, ¡Que sin ti no soy nada!
Autora: Marta Tadeo
Foto: Marta Tadeo
Irene se arregla el pelo intentando acomodar todos los mechones que le caen en su rostro.
-Chata, tú siempre estás bella…- su marido le contesta
-¡Que no! Te digo yo que hoy me he levantado fatal. Y estas gafas no me favorecen.
Se las quita de un tirón y las lanza al suelo.
-Me encanta como arrugas la nariz cuando te enfadas.- intenta persuadir a su amada.
-¡Míralo, siempre tan complaciente!- se exaspera Irene- ¿encima te gusta verme enfadada?
-No, no es eso, chata, yo te quiero como estás.
-Claro, claro, pero nunca me haces caso en nada y yo me siento tan sola- solloza amargamente brotando de sus ojos lágrimas sinceras de desamparo.
-¡No llores Irene, tranquilízate!
-No se que voy hacer. Estoy desesperada.
Sus ojos son como ríos desbordados de emoción, Irene está rota de dolor.
-Venga mujer, levanta la cabeza y adelante.
-Que no, Paco, que no puedo más. Además tu madre me trae loca, cada día me dice algo diferente. Si hoy estoy gorda, si llevo la ropa sin planchar, si tengo cara de amargada…-la frustración hace que deje de hablar, la garganta de Irene está punto de estallar.
-¡No se como decirle que me deje en paz! , no puedo hacer más de lo que hago.- grita sin consuelo
-Ya sabes como es mi madre…. No le hagas caso, ella te quiere.
-¡Sí me quiere! -afirma irónicamente- me quiere ver muerta…… a disgustos, así si que sería feliz viéndome enterrada.
-Irene amor, déjalo ya, por favor.
- ¡Que no Paco!, ¡que estoy harta!, ¡que tu madre es una arpía y punto, no se hable más!
Irene cae de rodillas con la cara mojada en su dolor, las medias se le han roto y el bolso cae a su lado desparramándose por todo por el suelo.
-Encima se me cae todo, todo sobre tu tumba!- ¡Paco!, ¡Paco!, ¡Paco!- le llama sin cesar.
-¡No me dejes sola! – le suplica-, ¿por qué?¡Como puedo decirte que te amo!, ¡Que sin ti no soy nada!
Autora: Marta Tadeo
Foto: Marta Tadeo
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