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La Reina Sonrisa


     Érase una vez, en un lugar muy lejano, vivió una reina en un precioso lugar. Era Reina heredera del amor de sus antepasados y de sus ancestros. 

     Reina fue nombrada, princesa se sentía pues curiosa iba descubriendo, generosa se mostraba. 

     Esta bondadosa Reina se llamaba Sonrisa y se enorgullecía de los tesoros humanos que le rodeaban, tanta belleza, honestidad, vitalidad, respeto… se sentía embriagada del fantástico lugar donde vivía. 

      Traviesa era la Reina en el sentir y justificando su ir cumpliendo años, se atrevía de vez en cuando a saltar el muro que rodeaba su palacio y las tierras reales. Daba un brinquito y veía algo fuera del muro… pero ¿qué era?, ¿qué es esto? se preguntaba. 

     Un día su curiosidad pudo más que su prudencia y de un salto decidió saltar más alto y sentarse en el muro. Con sus caderas en lo alto de la muralla visualizó horizontes próximos y lejanos. Se corazón de estremeció, sus lágrimas brotaron sin consuelo.

¡Cuanta injusticia! ¡Cuánto amor necesita el mundo! 

      Conmocionada la Reina Sonrisa pensó que era muy afortunada de que todas estas injusticias, amarguras, penurias no formaran parte de ella ni de su reino y suspirando se dijo: 

-Algo no muy hermoso me ha sucedido pero solo ha sido un poquito, lo menos muy poco. Soy una mujer muy afortunada. 

     Cuando volvió a palacio su familia le preguntó que le ocurría, cuán era su pesar, cómo era que su sonrisa se había desvanecido de su cara. Ella confesó su experiencia y les dijo que era muy difícil sonreír habiendo visto tanta injusticia tan cerca de ella y que por mucho que lo había intentado no podía borrar de su memoria lo visto. 

     Por este motivo, porque la Reina Sonrisa no era ciega y le gustaba la igualdad y la libertad, entendió que su misión como reina era poder rescatar a todos los que pudiera de su infelicidad y mostrar al mundo como vivir en armonía y paz. 

     La Reina Sonrisa dejó de sentirse princesa para ejercer de Reina y se ocupó, ella y sus generaciones a traer amor y luz a la tierra. 

      Y así nuestra querida Reina Sonrisa terminó sus días, satisfecha de su bienestar y satisfecha del que podía proporcionar a los demás…. Si ellos querían, claro :D

Autora: Marta Tadeo
Foto: Marta Tadeo

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